Nos referimos al primer juego de Los Sims, y puede que a sus expansiones. Ha sido al único Sims que he jugado y me enganché en su tiempo, aunque he probado otros más actuales, ya la fórmula no me convenció.
Los Sims apareció en enero del año 2000 y revolucionó el mundo de los videojuegos al crear un nuevo género: la simulación social (por llamarlo de alguna forma). En Los Sims, lo habitual era crearte un personaje (también podías empezar con más de uno) a tu imagen y semejanza y llenar el barrio con personajes con los que no ibas a jugar; pero que te iban a visitar y eso molaba.
Lo habitual era comprar un terrenillo (o una casa ya hecha) y empezar a construir. Las opciones iniciales de personalización eran altas, con diferentes tipos de ladrillos, suelos, pinturas, ventanas, puertas, etc. Estas opciones se vieron altamente ampliadas con las 7 expansiones que salieron para el juego original, y es que Los Sims se convirtió en la gallina de los huevos de oro. Y por lo visto aún a día de hoy, lo sigue siendo (no sé en qué medida).
Después de la construcción llegaba el momento de decorar. Con el sueldo inicial (20.000 simoleones si mal no recuerdo) no daba para mucho. Un sofá, un TV quizás, una dura cama y algún cuadro de payaso (que por cierto, se revalorizaban con el tiempo). Por supuesto y como muchos sabréis, los problemas económicos se podían disipar nada más empezar el juego con la loteria particular que son los trucos:
klapaucius y
rosebud (dependiendo de la versión del juego) más una cantidad ingente de "
!;!;!;!;!;!;!;!;..." te convertían de forma instantánea en el más rico y deseado del barrio.
Una vez satisfechas las necesidades de tener un techo digno para tu sim, empezaba la otra parte del juego: empezar a vivir. Lo primero, como no, es tener un trabajo. Que recuerde, había dos formas de optar a uno: buscando por internet o a través del periódico local. Los trabajos iban desde pinche de cocina, a una estimulante carrera en el mundo del ejercito. En todos y cada uno de los trabajos, como es normal, empezabamos en los escalafones más bajos y si ibamos cumpliendo ciertos objetivos, iriamos escalando en nuestra carrera profesional.
Estos objetivos al principio eran fáciles de conseguir; pero a medida que el juego avanzaba, la cosa se iba haciendo cada vez más dificil: tener cierta cantidad de amistades (que hay que cuidar), tener cierto nivel de autoestima, habilidad, físico y por supuesto, llegar siempre a tiempo, feliz y descansado al trabajo. Si lo hacías bien podías llegar a puestos como super estrella de Hollywood o super héroe. Pero lo hacías muy mal, podias acabar despedido y sin dinero. Si entrabas en números rojos y tu nevera dejaba de producir comida podías morir de hambre. Y es que sí, en Los Sims, como buen simulador social, se podía morir.
Las mil y una maneras de morir en Los Sims
Entramos quizás en uno de los apartados más divertidos y temidos por los jugadores (dependiendo de cómo en serio te estuvieses tomando tu partida). Morir en Los Sims sacaba de ti, tu lado más maligno. Como niño con una lupa al sol cazando hormigas, tus Sims podían sufrir en sus carnes virtuales el peor castigo que puede sufrir una persona: la muerte.
Aunque posiblemente se me pase alguna y haya exagerado un poco con la cantidad de maneras de morir, era divertido descubrir nuevas formas de matar a tu sim.
- Morir quemado por incendio en la cocina. Posiblemente la primera muerte que un inocente jugador ha sufrido en su vagaje como semi-dios. Si tu nivel de cocina era bajo, las probabilidades de que tu estofado saliera ardiendo eran realmente altas. Sin un detector de humos, a no ser que personalmente llamases por teléfono al servicio de bomberos; tu primer instinto es apagar el fuego. ERROR. El fuego se irá extendiendo llegando incluso a tu sim, que sufrirá una de las peores muertes posibles. Una de las escenas más surrealista de esta muerte es que mientras tu sim está ardiendo y gritando, llegue el servicio de bomberos y en lugar de tratar de salvar tu vida, se ponen a apagar el fuego de la cocina.
- Morir ahogado en la piscina. Tener piscina es uno de los primeros objetivos que se marcan los jugadores de Los Sims. Y es que hacer una pequeñita tampoco costaba mucho dinero; pero quizás por ahorrarte unos simoleones o por maldad, te podías ahorrar la escalera para salir de ésta (podías poner solo un trampolín o quitar la escalera una vez el personaje estuviese tomando un baño). Tu sim, inconsciente de ello, obedecerá cual Moises a su Dios y se zambullirá en el agua en el momento que se lo ordenemos. Pero después de unas horas virtuales de intensa natación, se cansará y querrá dormir. En ese instante, la búsqueda de la salida y la desesperación se apoderará de tu sim hasta el tráfico final de morir ahogado. Esto también se podía aplicar a aquellas visitas indeseadas que se metían en nuestra piscina sin permiso.
- Morir atrapado. De esta muerte hay varias variantes. Personalmente probé dos, aunque se pueda diseñar alguna más. Morir atrapado no es más que morir de hambre por no poder salir de una cárcel a medida creada por el jugador. Resultaba macabramente divertido ver a tu personaje sufrir una lenta agonía dentro de una habitación a la que le habíamos quitado las puertas por ejemplo. Pero la que más rotodosiana resultaba sin duda era: morir atrapado en la cama. Y es que los sims necesitaban un espacio para hacer cualquier tarea. Subir a la cama sólo sabían hacerlo por uno de los lados (nunca por los pies ) por lo que si una vez estaban durmiendo le plantabamos sendas camas por ambos lados (o una si ya la teníamos contra la pared), tu sim no será capaz de pasarse a la otra cama y bajar. En su lugar se retorcerá entre las sabanas buscando una salida hasta morir.
- Morir electrocutado. Esta forma de morir no era dificil de replicar y se podía llegar a dar de forma natural (aunque no tan probable como la del incendio). Para ello solo teníamos que reparar un electrodoméstico que estuviese averiado o usar uno teniendo éste debajo un charco de agua (algo habitual en el baño por ejemplo). Si nuestras habilidades mecánicas eran buenas no teníamos por qué preocuparnos mucho, pero si no era así, mejor llamar al fontanero o mecánico.
- Otras formas de morir. Aunque no lo probé personalmente, me consta de que con las distintas expansiones que llegaron, la forma de ser visitado por la segadora de almas se ampliaba. Devorado por una planta carnivora, infectado con un virus, depresión, ataque de pánico, lanzado al cielo en simulador de paracaidismo, etc.
Dejando de lado la muerte, amiga que todos apreciamos, en los sims como ya hemos dicho, no todo era casa y trabajar. Las relaciones personales eran una parte vital para tu personaje y para ello estaban los vecinos. Esa gente que iba a darnos las bienvenida una vez instalados en el barrio y con los que podíamos hablar, hacer reir, agasajar, coquetear, besar... Pero ojo, poquito a poco, porque una relación de amistad necesita su tiempo. No quieras enamorar a otro sim sin antes haberlo invitado a cenar y haber llegado a cierto nivel de amistad. De no hacerlo así, la amistad es un hilo tan fino como el de la vida que se puede romper en cualquier momento.
En esto de las relaciones sociales también se podían dar situaciones curiosas. Como por ejemplo, ligar con la pareja de un sim que está presente, hará que este se enfade. Otra curiosidad es que en el juego se podían dar relaciones homosexuales llegando incluso al matrimonio. Por cierto, llegado a este punto, tu vida de soltero acababa, y ahora la cosa se complicaba aún más porque ya tenías que controlar la vida de dos sims, algo que en lo personal no me gustaba nada. Así que prefería dejar siempre al personaje secundario en modo libre albedrío.
Por supuesto la vida de casado se podía complicar aún más cuando tu pareja y tú decidíais tener un hijo. Hijo al que tienes que cuidar y atender si no quería que asuntos sociales os hiciera una visita y se lo llevaran.
Y bueno, el juego en sí da para mucho más, sobre todo con los diferentes modos de juego que se fueron añadiendo con las expansiones. Pero lo dejamos aquí y nos vemos en otro "Recordando Juegos".