Hace unos días, subí al torreón que corona mi casa castillo, cuando noté el continuo piar de un pájaro. Mi sentido arácnido se activó rápidamente y pensé que podría ser una cría del algún tipo de ave de las que abundan por mi zona: gorrión, mirla o golondrina.
Salí a la azotea y allí estaba Antoñito (que a saber si no acaba siendo Antoñita). Un pequeño gorrión que había saltado del nido que suelen hacer en este tiempo en la chimenea del vecino. No sería la primera vez que me encuentro una cría de gorrión muerta en la azotea; así que me alegró haber estado ahí para rescatarlo.
Antoñito en su descanso post-comida |
Es de las crías más pequeñas que han pasado por mis manos, y aún no puede volar lo más mínimo. El ser tan pequeño sin embargo, ha ayudado a que coma de un extraño desde el primer minuto.
El primer día que lo rescaté era domingo, así que como estaba todo cerrado, le hice una papilla de galletas María con agua. No es lo ideal; pero era mejor que nada. Al día siguiente fui a la pajarería por la típica comida para papilleros y desde entonces, es lo que está comiendo. Al ser tan pequeño, demanda comida cada 2h más o menos; pero por la noche, duerme del tirón.
No se le da tan bien la informática como dice |
Y mientras escribo estas palabras, Antoñito os manda un saludo. Si esta publicación recibe 100.000 visitas y 500 comentarios; os seguiré contando las aventuras de Antoñito.
Quiero la parte 2 de Antoñito
ResponderEliminarHabrá una segunda parte; pero aún es pronto. Pero por hacer un pequeño update:
ResponderEliminar- Ya va comiendo más sólido (una especie de bizcocho con semillas).
- Vuela mucho.
- Le encanta estar con las personas (sobre todo conmigo y con mi pareja).
- Si lo saco al patio de mi casa, sale volando hacia dentro de casa (va a ser difícil echarlo).